ENSAYO: EL DISCURSO FÚNEBRE DE PERICLES
Al leer este discurso, se me vienen varias reflexiones y pensamientos de la política contemporánea e histórica, a nivel mundial y latinoamericano. Es un discurso entusiasta, motivador y consolador a los caídos en batalla por defender sus ideales y a su pueblo. En donde, las alabanzas y los elogios resaltan en la prosa.
Pericles, con sus dotes de
arte de la oratoria política de la edad de oro ateniense; denota, un discurso
donde quiere ejemplarizar a los luchadores que dieron su vida por la ciudad.
Homenajeando a las verdaderas víctimas que son los padres, esposas, hijos y
hermanos, más no lo luchadores, porque ellos son héroes de la patria, de la
ciudad; y eran, los más gratos prestadores de servicios.
En este discurso, con
características particulares -sobre todo política- se resaltan los valores, el
coraje, la libertad y las alabanzas, en una reflexión democrática, en donde el
fin de la felicidad se dará cuando se encuentre el fin de la vida.
Así tenemos, que cada
capítulo de esta narrativa, nos traslada a otros escenarios; pues, al narrar el
autor “obras probaron su valor, también
con obras recibirán su homenaje…”, me hizo pensar en todos aquellos
Presidentes de la República, que cuando fallecen en sus exequias se le rinde
homenaje póstumo con la bandera de su respectivo país, y en donde resaltan la
obras de su periodo gubernamental, siempre se les agradece por los servicios
brindados a favor de la nación.
Luego, “es difícil… hablar adecuadamente sobre un asunto respecto del cual no
es segura la apreciación de la verdad…”, claro está, que no hay que hablar
demás, solo lo suficiente; no vaya hacer que caigamos en la demagogia o en obras
que no se hayan realizado y el que conoce del tema, saque a deducir sus
apreciaciones, dejando mal parado al individuo. Esta prosa es una lección para
la vida.
El autor manifiesta: “Porque
los elogios que se formulan a los demás se toleran sólo en tanto quien los oye
se considera a sí mismo capaz también, en alguna medida, de realizar los actos
elogiados”. Los elogios, son buenos para la persona, pero es mejor que te
elogien, a que tú mismo lo hagas; porque al hacerlo puedes caer en la soberbia
y el egocentrismo. En mi país, los ciudadanos elogian las obras de un ex
presidente aprista; sin embargo, otro ex presidente posibilista saca a deducir
sus obras y el mismo se elogia, sin que la urbe lo apoye y resalte tal logro.
Por ello, las envidias crecen y la incredulidad también.
El político ateniense, como hemos dicho hace un homenaje de recordación en su
discurso y comienza por destacar nuestros antepasados. Como buen discurso
político, empieza por marcar el hito esencial de la historia para marcar el
inicio, la movilización y algarabía de las masas. Me hizo recordar, que los
políticos peruanos cuando empiezan sus mítines, en la mayoría de veces
mencionan al fundador del partido para que la muchedumbre comience a
enloquecerse y rinda homenaje. Cuando el Estado, rinde homenaje a los caídos en
guerra u otras circunstancias -pero son considerados, héroes-, el pueblo
demuestra su orgullo hacia a ellos y se siente identificado con los ideales y
las causas de alabanzas.
Al estar en conflicto bélico
y haber perdido territorio, igual se resaltan las hazañas de nuestros
antepasados, que han demostrado valentía para enfrentarse con el enemigo.
Empero, nunca debe de faltar el elogio en la etapa postconflicto, con derrota o
sin derrota, igual han de llegar alcanzar la grandeza.
Los regímenes políticos, no
deben de imitar leyes, porque cada sociedad es distinta. Un país debe tener su
propio modelo; o por el contrario, es mejor que nos imiten, a nosotros imitar.
La imitación es fragmentaria y le quita personalidad a una institución o
Estado. Solo lograremos con ello, acceder al empobrecimiento jurídico-político,
que no contribuye nada con los intereses de una nación.
En la mayoría de sociedades,
obedecemos al gobernante de turno y acatamos las leyes legisladas. Pero, nunca
hay que dejar de recordarles a los gobernantes, que el poder y la soberanía
recae en el pueblo; y ellos, simplemente son los representantes del pueblo.
Existen gobernantes y gobernados, dominantes y dominados, pero todos a su vez
luchan y buscan la justicia y no ser víctimas de una injusticia social.
El pueblo, produce y esa
producción debe ser lo que nos represente, lo que nos marque para marcar la
diferencia. Por eso, las producciones deben ser primero para los habitantes de
la ciudad, y luego, para los foráneos. Tenemos que consumir y sacar provecho a
lo nuestro y forjar una identidad a nuestros productos. En este ítem, recordé
la promoción del Estado peruano, a la marca Perú.
Además, siempre hay que
estar con cautela, el enemigo se infiltra y está más cerca de lo que te
imaginas. No le cerramos las puertas de la ciudad, ni expulsamos a los
extranjeros, a pesar, que puede sacar provecho decía el viejo Pericles. Igual,
hay que estar prevenidos, porque los espionajes siempre están a la orden del
día.
Y, esos espionajes son más que nada para expediciones militares. Lo que el
mundo actual, vive todos los días. Guerras, batallas y combates. El globo
terráqueo, se ha convertido en escenario del vandalismo y el terrorismo; claro,
ejemplo es el Medio Oriente y las circunstancias del Estado Islámico.
Por otro lado, no puede faltar
en un discurso político el tema de la educación, que es el pilar fundamental de
una sociedad, es el futuro de una nación o país. Las generaciones futuras,
tienen que estar preparada para los cambios e innovaciones del mundo
contemporáneo.
Hoy, el que aprende más, enseña; y el que no sabe, aprende. Los
baluartes de una sociedad, está en la niñez, pero esta debe ser educada y el
Estado debe de apoyar para ello. Una ciudad merece ser admirada; por eso, debe
ser educada.
Respecto, a la riqueza a
esta se llega con trabajo y esfuerzo, más no con soberbia; y el ser pobre, no
es motivo de vergüenza, tenéis que esforzarte para salir de esa situación. Cada
hombre, cada individuo es dueño de su destino. Sus decisiones, señalan el
camino a su futuro.
Somos nosotros los que
deliberamos y decidimos, somos nosotros los que elegimos a nuestras
autoridades, somos nosotros los llamados hacer el futuro del país y por
nosotros, tenemos que saber administrar la cosa o res pública. La manifestación
del poder, recae en el pueblo y el pueblo, elige a sus representantes para la
administración de sus recursos públicos.
Dejemos de lado los favores
políticos o los favores de la administración, porque ello nos esclaviza hacia
un futuro. Si queremos desarrollar una administración transparente y honesta,
evitemos los refranes populares: “el favor se paga”, “ojo por ojo, diente por
diente”, “yo te apoyo, tú me apoyas”; en realidad, es algo poco probable e
imposible, por no decir utópico. Para estar metido en política, debes de saber
que solo no llegarás a ningún lado y acompañado, solo algunos horizontes. Es
por ello, que siempre buscamos a un ser que nos ayude a la simplificación de un
trámite burocrático; o, pedimos apoyo, en plena campaña política, a sabiendas,
que luego nos pasarán la cuenta. La persona o personas, que han apoyado siempre
espera una recompensación por el apoyo obtenido. Pasa aquí y pasa hasta en la
China.
El discurso resalta el país,
a pesar de todas las diferencias que pueda haber. Porque siempre resaltaremos
nuestra nacionalidad, nuestra patria, con errores o sin errores, es nuestra
nación. Los errores los veremos al orden del día, las cualidades no se ven ni
se hablan, pero se saben. Esa es nuestra identificación, que nuestra ciudad o país, siempre será nuestra gracia o desgracia de
superioridad y reputación.
El poder de admiración, debe
ser el poder que resalta de nuestro liderazgo. Que nos admiren las personas
del presente y las del futuro; pero, cuidado que esa admiración puede conllevar
a la vanidad y esta se convertiría en el peor enemigo de un político. El
político es un animal por naturaleza lo decía Aristóteles, como animal podemos
ser irracionales y dejar caer nuestra análisis de equilibrio. Empero, el coraje
y la pasión nos podría salvar de los imperecederos egocentrismos individuales.
Por todo lo narrado en este
ensayo, defender la patria combatiendo y reflexionando sobre el servicio que
prestamos, es nuestro deber fundamental con nuestros semejantes. Admira, para
que te admiren. Dejad un legado, es la tarea de todo hombre, para que lo
recuerden; y, formar una identidad que lo refleje e identifique en la
comunidad, es el mayor elogio.
Como hombres, tenemos que
ser fuertes y vigorosos; la tristeza no nos llevará a nada, aun cuando ni siquiera habéis probado aquel bien, que te apartaron; solo estarás con la
nostalgia, de aquello que te arrebataron y ya estabas acostumbrado.
El viejo autor decía que: “lo
único que no envejece, es el amor a la gloria; y cuando la edad ya declina, no
es atesorar bienes lo que más deleita, como algunos dicen, sino recibir
honores”.
Tener sed de gloria, no es
pecado; pecado, es no tener esa sed. Pero, a la gloria solo se llegará cuando
estemos con el divino creador; en la tierra, cuando estemos en la superficie,
rodeado de la muchedumbre y recibir los honores, podemos sentirnos ya en la
gloria, pero en una gloria de justicia social y pan con libertad.
Madrid, octubre 2015
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